Hace unos años íbamos mi Hermano Rulo y Yo en una ruta de camión. La zona por la que pasábamos en ese momento era un poco de miedo porque abundaban ladrones y raterillos que suben a los camiones y ya sea en forma de carteristas o en franca violencia se hacían de tu dinero, o cualquier cosa que les llamara la atención, total que ahí vamos los dos sentados en un camión semivacío sentados por la mitad del mismo, y suben dos “colombianos” (así les llama porque la única música que les gusta escuchar es música colombiana, ya saben paseos, rebajadas, y no se que mas) inmediatamente los reconoces por usar unos pantalones y camisas inmensamente grandes (3 o 4 tallas mas grandes que la suya) y sus Convers blancos. Desgraciadamente como siempre pasa, unos cuantos de estos se han vuelto problemáticos y les han dado mala fama a todos los demás, así que normalmente desconfías de ellos. Ni llorar, las cosas son así. Pasan a nuestro lado y se sientan del otro lado del pasillo y nos miran, suficiente para temer lo peor.
Rulo: ¿ya viste?
Into: Si
R: No me gustan estos tipos.
I: Tranquilo.
Rulo voltea a verlos y los mira fijamente con cara de disgusto.
R: ¿Que me ves cabrón?
Colombiano: Nariz (nada)
R: ¿Qué dijiste?
C: Tranqui camarita, no te peines.
R: ¿Qué me dijiste cabrón? ¡Tu quieres chingazos!
Se levanta y se muestra desafiante (Rulo no es alto pero si fornido, lo suficiente para intimidar) y los dos muchachos, evaluando la situación, tambien se levantan y deciden que no quieren problemas y bajan del camión. Ya estando abajo nos recuerdan a nuestra progenitora y se van, mientras Rulo los observa por la ventana.
R: ¿Oíste lo que me dijeron?
I: Si.
R: ¿Qué me habrán dicho hace rato?
I: Mmm, creo que: "Tranquilo Camaradita, no te enojes".
R: ¿Ha si?, ¡que susto me dieron!
I: ¿Ellos a ti?
R: ....
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