lunes, 3 de marzo de 2008

El Filósofo de Güemez

Güémez es un municipio del Estado de Tamaulipas. El lugar ha adquirido notoriedad, por ser la tierra del “Filósofo de Güémez”, personaje mítico o real, que ha trascendido y es conocido en otras tierras.

Su filosofía forma parte de la picardía y del ingenio en el norte de México. Es una forma de decir las cosas singular, objetiva y concisa. Ramón Durón Ruiz, maestro y abogado tamaulipeco, se dio a la tarea de investigar y recabar información en torno a la existencia de este filósofo y su obra. He aquí algunos ejemplos de esta filosofía.

El que sabe, sabe. El que no, es el jefe.

En política hay que hablar de Democracia… Pero la palabra del jefe, es mayoría.

Aquí solo hay de dos sopas y la de fideo ya se acabó.

El amor dura hasta que se acaba.

Lo que está bien no está mal.

Oye filósofo, ¿lloverá a la noche? –Mañana te digo.

Si no llueve pa’l día último del mes… ya no llovió este mes.

En política hay que ser como frijoles de olla, a veces abajo, a veces arriba … pero siempre dentro.

Carro que no tiene gasolina... no llega a ninguna parte.

El que se chingó, se chingó.

Todo lo hondo es bien profundo.

En política, si las cosas no cambian, es porque siguen igual.

Si dos perros van siguiendo una liebre, y el de adelante no la alcanza, el de atrás menos.

Andamos como andamos, porque somos como somos.

Todo exceso es demasiado.

Todo objeto en el agua, tiende a mojarse.

Línea que no es curva, es recta.

Así pasa cuando sucede.

Si el correcaminos no ganó, es porque perdió o empató.

El que tenga marranos que los amarre… el que no… que ni mecate compre.

Agua que no corre... es charco.

Si dos montan a caballo, de seguro uno va atrás.

El que anda de buenas, no puede andar de malas.

Cuando hay... hay; cuando no hay... no hay.

Se está muriendo mucha gente que no se había muerto antes.

Cría cuervos... y tendrás muchos.

La que llora, lo hace por una de tres cosas, llora por que le duele, llora por que le
gusta o llora por que lo extraña.

Los que de jóvenes no se mueren... de viejos no se escapan.

Cuando el gallo canta en la madrugada, puede que llueva mucho, puede que llueva poco o puede que no llueva nada.

Cuando veas un pela’o con cara de buena gente, ¡es bueno!; Cuando veas uno con cara de pendejo, ¡es pendejo! Cuando veas uno con cara de hijo de la chingada, ¡es un hijo de la chingada! Y cuando veas uno con cara de sinverguenza, ¡¡no le prestes!!

El matrimonio es como darse un baño de agua helada en tiempo de frío; Metete de un chingazo, porque si lo piensas mucho, no le entras.

Fuente: Jorge Pedraza Salinas

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